sábado, 27 de octubre de 2012

Viéndonos como Dios nos ve


Forjar una opinión sobre alguna persona no parece ser algo muy difícil, de hecho, con regularidad emitimos opiniones y hasta en muchas ocasiones juicio contra alguien, sin ninguna dificultad. Estudiamos las palabras, acciones y decisiones de la gente y a partir de eso creamos una idea sobre quién es esa persona. Sin embargo, resulta curioso el hecho de que a la mayoría de nosotros nos cuesta recibir críticas u opiniones de otras personas, sin importar si estas son positivas o negativas, convirtiéndose muchas veces en un duro golpe a nuestro corazón.


Bien podemos decir que muchas de las críticas que reciben las personas a diario determinan la percepción que tienen sobre sí mismos. Terminan creyendo que son quienes lo demás dicen que son y viéndose con los ojos de todos los que están a su alrededor. No obstante, para aquellos que servimos a Jesús, sabemos que nuestra identidad está en Dios. Él mismo, en Su palabra nos ha dicho quiénes somos y cómo Él nos ve.

viernes, 24 de agosto de 2012

La bendición de poder bendecir a otros

     Normalmente, en la universidad en que estudio, la vida es bastante ajetreada, todo el mundo camina a toda prisa y es muy difícil que coincidamos con regularidad con muchos de nuestros amigos, por lo que es muy normal sentirse solo. En ocasiones, cuando comenzamos una nueva etapa en nuestras vidas, es común que nos sintamos abrumados por el peso que conlleva dar los primeros pasos. Muy bien podría tratarse de un nuevo empleo, el comienzo de la vida universitaria o ese tiempo en que nos encontramos integrándonos  a la sociedad como profesionales. Muchos, si no es que todos, desearíamos tener alguien a nuestro lado además de Dios, alguien quien nos de la mano en esos momentos cruciales de nuestra vida. Al pensar en esto, también viene a mi mente todas las veces en que he recibido ayuda de las personas que menos espero en el momento en que más lo necesito, personas que se dejan utilizar por Dios como instrumentos en Sus manos, para bendecir a otros.  

sábado, 21 de julio de 2012

Llamando su atención

Base bíblica: Lucas 19:1-10

Zaqueo era un publicano, por lo que para el pueblo israelita él era considerado inferior a los gentiles en su “escala de santidad”. El ser publicano era el peor oficio que cualquier hombre pudiera tener, ya que ellos siendo judíos recaudaban impuestos a su misma gente (judíos) para el gobierno romano. Eso es sin mencionar que la mayoría de los publicanos cobraban más de la cuenta para quedarse con una parte para sí mismos.

viernes, 6 de julio de 2012

Confesar y creer


Romanos 10:8-10

“…Ésta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”



Muchas personas se preguntan qué es lo que deben de hacer para ser salvos. Tal y como pudimos ver en el versículo antes mencionado, existen dos cosas que debemos de hacer, la primera es confesar a Jesucristo como nuestro Salvador. La segunda viene a ser el creer en nuestro corazón que Él murió para limpiar nuestros pecados y resucitó de entre los muertos.

sábado, 23 de junio de 2012

Lord, what if?

Me: What if I make the wrong decisions?


Lord: If you make the wrong decisions I will help you deal with the consequences while I show you how to make the right ones.



Me: What if I don’t find the right path?

Lord: If you are unable to find the right path, I’ll ask you to let me lead the way while you follow me.

Me: What if I follow my will instead of yours?

viernes, 30 de marzo de 2012

Obediencia, Nuestra mejor Adoración


Base Bíblica: 1ra Samuel 15:22

Introducción

     En ese versículo que leímos vemos como Samuel le dice una verdad que debemos aprender y aplicar en nuestro caminar.  Viéndolo en contexto, Saúl no había obedecido al mandato que Dios le había dado anteriormente (v. 2).  Dios le había dicho que atacara a los amalecitas y que no dejaran nada vivo, de personas y animales.  Pero ellos dejaron vivo a Agad, rey de Amalec, y lo mejor de las ovejas y el ganado mayor.  Al parecer estaba haciendo lo que era lo mejor para ellos (así aumentaban sus riquezas), pero no fue lo que Dios les mandó a hacer. 


     En Deuteronomio 28 vemos las consecuencias de obedecer y de desobedecer.  Están aplicados como tal al pueblo de Israel, pero podemos ver claramente que si decidimos obedecer o no tendrán unas consecuencias.  Unas positivas (obedecer) y otras negativas (desobedecer).  Pero, ¿Cómo es que logramos obedecerle a Dios?  Hay muchas maneras en que logramos obedecerle:

A través de nuestros padres

    Éxodos 20:12 nos dice que debemos honrar a nuestros padres y nuestras madres.  Parte de esa honra que debemos darle es con nuestra obediencia.  Muchas veces pensamos que no debemos obedecerles porque “no conocen nuestra vida” o pensamos que ellos no saben por lo que estamos pasando.  Pero la verdad es que ellos han pasado por situaciones iguales o difíciles, y como ellos nos aman nos están llevando por el camino que ellos creen que es el mejor para nosotros; está el hecho de que se pueden equivocar ya que son seres humanos también, pero ellos son nuestros guías en nuestra vida debemos escuchar cada consejo que nos dan.

     Pablo en su carta a los Colosenses (3:20) nos da una instrucción más directa de que debemos obedecer a nuestros padres porque esto le agrada a Dios.  Si obedecemos a nuestros padres, estamos también obedeciendo a Dios.

A través de las autoridades

   En Romanos 13:1-6 Pablo nos enseña que debemos estar sometidos a las autoridades, ya que ellos fueron puestos en dicha posición por Dios.  Que tengamos o no los mismos ideales, debemos respetar y obedecer a lo que ellos nos mandan.  Pero si lo que ellos nos manda a hacer nos hace daño a nosotros o a otra persona, debemos hablarlo con esa autoridad y hacerle ver las posibles consecuencias de esa decisión que tomó.
    
    Por autoridad encontramos a: gobernadores, policías, maestros, profesores, líderes de nuestra iglesia, etc.  A ellos debemos honrarlo, respetarlo y obedecerle.  Ellos fueron puestos ahí por Dios y si nos oponemos a ellos, a Dios nos oponemos.

A través de nuestros pastores

     Hebreos 13:17, Pablo nos dice que debemos obedecerle.  Ellos son los que nos han formado espiritualmente.  Han estado con nosotros desde que le entregamos nuestros corazones a Dios, los que nos han enseñado las bases para ser cristianos, que hacer, que no hacer, entre muchas cosas.  Por lo tanto, debemos obedecerle, y orar por ellos.  Debemos reconocer que son seres humanos, y que además de sus situaciones, tienen las de todas las personas que pastorean.  Oremos por ellos, ayudémoslo en lo que podemos hacer.  Pongamos nuestros talentos a disposición de nuestro pastor para poder honrarle a Dios y a nuestro pastor, y así aligerar la carga que él pueda tener.

Conclusión

     ¿Por qué este estudio se conoce como Obediencia, Nuestra mejor Adoración? Bien vimos en 1ra Samuel 15:22, que el profeta Samuel le indico al rey Saúl que el obedecer es mejor que los sacrificios.  El pueblo de Israel utilizaba los sacrificios como un método de adorar a Dios, para que Él le perdonara los pecados, por lo que hacer los sacrificios era muy importante para ellos; era su manera de adorarle.  

     Jesús es nuestro mejor ejemplo a seguir en cuanto a la obediencia. En Filipenses 2:5-8 Pablo resalta el hecho de que Jesús fue obediente hasta la muerte.  ¿Sabes porque él resalta que la muerte fue de cruz? En Deuteronomio 21:22-23 vemos que la muerte en el madero (cruz) era una muerte maldita.  Por lo tanto, Jesús murió siendo obediente a lo que su Padre le había dicho, obedecía a las autoridades, guardaba la ley y respetaba a las autoridades (a la vez que le enseñaba).  Y como nos dice Pablo en Efesios 5:1, imitemos a Dios, y seamos obediente.  No es algo que se nos haga fácil, pero junto con la oración, ayuno y lectura de la Palabra lograremos ser obedientes a Dios.

Por: Alexander Cruz

viernes, 23 de marzo de 2012

Relaciones Saludables


Base Bíblica: Hebreos 12:14

Introducción

     ¿Alguna vez sentiste como que no has podido seguir creciendo espiritualmente? ¿Estás seguro de que todas las relaciones que tienes (amistad, noviazgo, familia, profesor, jefe) son saludables?  Muchas veces pensamos que el tienes una relación con una persona va a ser una llevadera, donde no existirán los conflictos, pero hemos aprendido muchas veces que no es así.  Muchas veces no crecemos espiritualmente por el hecho de que no tenemos una relación saludable con las demás personas (sean cristianas o no).  En hebreos vemos como Pablo nos da un mandato y una verdad que aún se siguen aplicando a nosotros.  Para poder ver al Señor, debemos ser santos, y parte de esa santidad es tener una relación saludable (de paz) con las personas.



Perdón

     En Mateo 5:23-24 vemos como en el sermón del monte Jesús enseñaba a las personas acerca de que es lo que debemos de hacer cuando tenemos una lucha con alguien.  Antes de seguir adorando a Dios, y seguir creciendo, debemos ir a donde nuestros hermanos y decirle que lo hemos perdonado.  Es una decisión que debemos tomar, pero este es el primer para tener la paz con nuestros hermanos.  Tal vez nosotros no somos lo que ocasionamos que la relación se viese afectada, pero debemos ir, hablar y comunicar que le hemos perdonado para que esa persona también pueda seguir creciendo.

Ponerse de acuerdo

     Amós 3:3 nos trae una enseñanza para las personas que deben actuar junto en un mismo fin.  Cuando una persona quiere lograr algo junto a un grupo de hermanos todos deben ponerse de acuerdo para lograr el mismo fin.  En Hechos 12:6-12 vemos como Pedro fue liberado de la cárcel porque las demás personas se pusieron de acuerdo para que Pedro saliera de la cárcel.  Es como el dicho común: En la unión esta la fuerza.  Una vez nos unimos con nuestros hermanos de fe en oración todas las cosas son posibles. 

Ejemplos

     El ejemplo más claro de perdón lo tenemos en los hermanos Esaú y Jacob (Génesis 33:1-4).  En el versículo 4 vemos como Esaú corre hasta donde su hermano Jacob para abrazarle y besarle como señal de reconciliación, y por ende, de perdón.  Lo mismo debe ocurrir con las personas que tenemos a nuestro alrededor.  Vemos como Jacob, luego del encuentro con el ángel, logro bendecir a su hermano espiritual y físicamente.  Le bendijo con parte de lo que tenia, por lo que el perdón que le dio a su hermano lo ayudo a bendecirlo aun más de lo que tenia. 

     Un ejemplo de ponerse de acuerdo lo vemos en Nehemías (Nehemías 2:18-20).  Este hombre logro ponerse de acuerdo con sus hermanos los israelitas con un fin en común, la reconstrucción de los muros de Jerusalén parte por parte.  Lo más impactante es que cada uno construía frente a su casa el muro y velaba por si el enemigo venia a destruir lo que habían logrado hasta ahora.  La mitad trabajaba, la otra mitad velaba; con una mano construían, y en la otra tenían la espada (4:15-18).  Así es como lograron la reconstrucción del muro de Jerusalén en un tiempo corto, 52 días (Nehemías 6:15-16).  Una vez nosotros nos ponemos de acuerdo, las demás personas reconocerán que por Dios es que logramos hacer lo que Él nos mandó a hacer.

Conclusión

     Seguid la paz con todos es algo que muchas veces se nos hace difícil de seguir.  Tratemos de mantener relaciones saludables, sino se puede hay que cortar por el bien de ambos.  Perdonar y ponerse de acuerdo es solo el principio de relaciones saludables.  


Por: Alexander Cruz

viernes, 16 de marzo de 2012

Porque bueno no es suficiente


     Es común escuchar a la gente decir por ahí  "yo no le hago mal a nadie, ni siquiera fumo, ni bebo. Yo soy bueno". Recuerdo una ocasión en donde un grupo de jóvenes salimos a evangelizar por las casas y tocamos a la puerta de un hombre que muy amablemente nos recibió. Al comenzar a explicarle el motivo de nuestra visita nos respondió que él era un hombre "bueno" a lo cual tratamos de explicarle que no se trata de ser solamente bueno, sino que todos necesitamos del perdón de Dios. Aún así, el hombre insistía en sentirse bien, pues a pesar de nunca haber aceptado a Cristo, ni congregarse en ninguna iglesia pensaba que el ser un buen hombre lo era todo. Tristemente ese día no pudimos convencerlo de su necesidad del Cristo, de todas formas, sé que la palabra que compartimos con él aquel día quedó en su corazón perpetuamente y espero que al día de hoy, cinco años después, haya rendido fruto.


     Ese suceso me hizo pensar cuántas personas viven del modo que éste hombre vivía. Cuántos viven engañados por sí mismos, creyendo que por ser personas de bien en la sociedad es suficiente. Es lamentable, porque viven genuinamente equivocados, el enemigo ha puesto en sus ojos unas vendas que les impiden ver más allá. Dios está deseoso de darles la salvación, llenarlos de sus bendiciones y guiarlos en su perfecto plan para ellos, pero esto no es posible, porque ellos se niegan a reconocer su necesidad del perdón y la misericordia de Dios. Cristo murió para libertarlos de las cadenas que los atan, pero ellos prefieren ignorar eso. Calman sus conciencias pensando en que sus buenas obras son más que suficientes (Efesios 2:8-9). En el fondo muchas de estas personas desean agradar a Dios, pero a su manera.

     Dice la Biblia que por medio de la fe que somos salvos y hechos hijos de Dios y que sin ella es imposible agradarlo. Dios espera más de nosotros, Él no pretende que seamos perfectos, sino que reconozcamos que necesitamos de su intervención en nuestras vidas, de los demás Él se encargará. Poco a poco Él nos revelará qué áreas de nuestra vida necesitan ajustes y moldeará nuestro carácter; eventualmente seremos más que buenos porque seremos hechos a la imagen de Cristo, pero esto no ocurrirá hasta que reconozcan a Cristo como su salvador.

Por: Ormari Troche

viernes, 9 de marzo de 2012

Utilidad de la Biblia


Base Biblica: 2 Timoteo 3:16-17

Introducción

     Pablo le expresa a Timoteo una verdad que nosotros sabemos: toda la Biblia ha sido inspirada por Dios.  Esto también nos los confirma Pedro en 2 Pedro 1:19-21La Biblia fue escrita en un periodo de 1,500 años por diferentes hombres, por lo que, si no fuese inspirada por Dios, la Biblia no tendría coherencia alguna.  Dios nos dejó estos libros como “Nuestro Manual de Vida”.  En este libro vemos todo lo que necesitamos para estar en el maratón de la vida.  Pablo le dice a Timoteo 4 propósitos que tiene la Biblia en nuestras vidas: enseñar, redargüir, corregir e instruir. 



La Biblia nos enseña

     Enseñar significa: “Dar advertencia, ejemplo o escarmiento que sirva de experiencia y guía para obrar en lo sucesivo”.  La Biblia nos da muchos ejemplos de cómo vivir una vida integra en Dios y como Él se glorifica en el ser humano.  David, Daniel, Abraham, Jacob, son algunos ejemplos de los tantos que hay en la biblia.  La enseñanza más importante que nos presenta es la vida de Jesús.  Él fue integro, fue tentado mas no pecó, tenía una relación saludable con Dios, etc.  Tanto así que Pablo escribió en 1 Corintios 11:1: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.”  Por su Palabra sabemos cómo debe ser un cristiano.

La Biblia nos redarguye

     Redargüir significa: “Impugnar algo por tener alguna falta.”  Eso quiere decir, que su Palabra nos revela que hemos fallado en algo contra Dios.  Un ejemplo muy claro lo vemos en 2 Samuel 12.  David se había acostado con Betsabé y esta había quedado embarazada.  Para ocultar esto, David intento que Urías se acostara con ella, pero al este no acceder a la propuesta que David le había hecho, David ordeno que lo mandaran al frente de batalla para que muriera.  Luego de esto Betsabé fue llevada al palacio de David.  Luego vemos que Natán va con unas palabras.  Estas palabras eran para mostrarle a David que había cometido una falta ante los ojos de Dios.  Hoy día, Dios utiliza su Palabra y al Espíritu Santo para revelarnos que hemos fallado a Dios y que debemos cambiar de nuestra vida.

La Biblia nos corrige

     Corregir significa: “Enmendar lo errado.” Su Palabra transforma nuestra vida, por lo que los errores que el mundo nos dejó, Dios lo enmendara.  Los mejores ejemplos los podemos ver en los discípulos de Dios.  Entre ellos había pescadores, un ladrón, un celote, un publicano, entre otros.  Eran hombres comunes que nunca imaginaron que sus vidas iban a ser transformada al conocer a Jesús y sus enseñanzas.  Vemos que cada uno de ellos fue corregido y luego siguieron impartiendo la palabra de Dios a los demás.  Entre ellos quiero resaltar a Pedro.  Pedro era un hombre impulsivo.  Luego, en Hechos 3 vemos como Pedro pasó a ser un hombre que no dejaba llevar por sus impulsos, sino por lo que Dios quería que ocurriera en ese momento.  Así mismo es la Palabra de Dios en nuestra vida, nos corrige para que hagamos Su voluntad. 

La Biblia nos instruye

     Instruir significa: “Comunicar sistemáticamente ideas, conocimientos o doctrinas.”  Como sabes, la Palabra fue inspirada por Dios, por lo que tenemos en la Biblia la verdadera doctrina.  Toda la enseñanza que se nos dé, debe ser filtrada por Su palabra.  Todo lo que Dios quiere que nosotros conozcamos de Él, sobre lo que ocurrirá y lo que quiere con nosotros, lo podemos ver en la Biblia.  Su palabra dice en Proverbios 22:6: “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”  Si se instruye a una persona por el camino que es el correcto, esa persona seguirá ese camino.  Se podrá desviar una que otra vez, pero al fin y al cabo, con la ayuda del Espíritu Santo, volverá al camino correcto.  “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6)

Conclusión

     A lo último del pasaje leído al principio dice que el fin de la Palabra de Dios es que el hombre sea perfecto y esté preparado para la buena obra.  Claro está, no alcanzaremos la perfección aquí en la Tierra.  Pero como dijo Pablo, en Filipenses 4:12: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.”  Intentamos cada día perfeccionarnos más, pero eso solo lo lograremos teniendo una comunicación sana con Dios, es decir, una vida llena de oración y estudio de la Palabra.

Por: Alexander Cruz

viernes, 2 de marzo de 2012

De Saulo a Pablo

Base Bíblica: Hechos 9:1-22

Introducción
Todos nosotros recordamos de donde Jesús nos sacó. Aun con nuestras fallas, el estar lejos del camino que Él tenía para cada uno de nosotros, Él tuvo la gentileza de enviar a su único Hijo a morir por nosotros (Juan 3:16). Debemos recordar que una vez le aceptamos ocurren 3 cambios fundamentales en nuestra vida: dejamos atrás una vida de pecado, eres nueva criatura y comienzas una nueva vida como hijo de Dios. Para entender mejor estos conceptos estudiemos la vida de Saulo, que luego fue llamado Pablo.



Antes de la conversión
     Saulo fue responsable de la muerte de muchos cristianos cuando la iglesia comenzó a formarse. Entre estos cristianos encontramos a Esteban (Hechos 8:1-3). Este hombre, lo más seguro, inspiraba terror en las personas.

Durante su conversión
     Saulo cae al suelo y Dios le habla (Hechos 9:4-6). Luego de la conversación Saulo queda ciego hasta que Ananías le oro y quedo sano (Hechos 9:17-18). Yo me imagino todo lo que este hombre pensó en el proceso. Me lo imagina pensando: “Dios, ¿Por qué estoy pasando esto?” o “¿Por qué has permitido hacerle tanto daño a Tu iglesia?”. Entiendo que el haber quedado ciego fue un tiempo donde reflexionó sobre su vida y todo el daño que había hecho. Fue un momento en el que Dios estaba trabajando con su corazón para que él llevara las buenas nuevas.
     Cuando Dios habló con Ananías, vemos como este hombre le reclamó a Dios todo lo que Saulo estaba haciendo contra la iglesia (Hechos 9:13-14). Pero Dios le dice: “Ve, porque instrumento escogido me es éste…” A pesar de todas las cosas que había hecho contra la iglesia, Dios ya lo había escogido como instrumento para Su obra.

Luego de la conversión
     Empezó a predicar en Damasco, pero nadie creía que había ocurrido un cambio en él. Luego los judíos buscaron la forma de matarle, pero él logró escapar y llegó a Jerusalén donde tampoco creyeron en su conversión al cristianismo. Luego de que Bernabé lo llevara a los apóstoles, el pueblo (la iglesia) tuvo paz. Luego este fue apartado de la congregación para la obra de Dios (Hechos 13:1-3). En este primer viaje es donde se registra el cambio de nombre, de Saulo (el venerable- digno de respeto) a Pablo (el menor). Luego continuó con el ministerio cumpliendo con el propósito que Dios tenía para él, escribiendo las cartas a las diferentes iglesias y creciendo cada día más.

Conclusión
     Pablo, como pudimos ver, era una persona que había cometido muchos pecados, que le había ocasionado muchos dolores de cabeza a la iglesia. Una vez él reconoce a Jesús como su Salvador, vemos como su vida fue transformándose, y que, a pesar de las circunstancias que tuvo, sigue adelante con los planes que Dios tenia para con él. Así mismo debemos hacer nosotros. Dios nos rescató de las tinieblas y nos trajo a su luz. Puede que nuestra vida pasado aun nos persiga, pero algo podemos hacer con la vieja criatura: “Si alguno quiere seguir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23). Así como Pablo tuvo una transformación total, nosotros también somos transformados ya que somos “… instrumento escogido…” por Dios para proclamar el evangelio de Dios.

Por: Alexander Cruz

lunes, 20 de febrero de 2012

Su voluntad vs la mía


Nos gusta tener todo bajo control, pensamos que nuestros planes son los mejores, y creemos que nadie puede querer algo mejor para nuestras vidas que nosotros mismos y si alguna circunstancia o persona interfiere con ellos nos enojamos. Hemos estudiado todos los ángulos y llegamos a la conclusión de que "tal cosa" es lo mejor para nosotros e inmediatamente comenzamos a trabajar por eso. Llenamos nuestra mente de planes y pensamos que como servimos al Señor y nuestros planes no caen en la categoría de "pecado" podemos seguir hacia adelante sin consultar a Dios antes de dar el primer paso.


La situación estriba en que cuando conocimos a Dios y le entregamos nuestro corazón, junto con el entregamos nuestras decisiones, talentos, sueños y sí, junto con ellos nuestros planes. Y no siempre nuestros planes son los que Dios ha planificado para nosotros; dice la Biblia: "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" (Isaías 55:8-9). Se nos olvida que Dios sabe nuestro pasado, ve nuestro presente y conoce nuestro futuro. El ve todo el panorama, mientras que nosotros sólo alcanzamos a ver un ángulo.

Resulta ser muy difícil descubrir que nuestros planes no son los de Dios y que tenemos que confiar. Innegablemente los planes que hacemos nos proporcionan una seguridad emocional acerca de nuestro futuro, pero cuando descubrimos que Dios tiene otros planes nos escandalizamos. Nos cuesta comprender porque Dios no mejor nos respalda en vez de llevarnos por otro camino. Lloramos y pataleteamos porque las cosas no resultaron como esperábamos y hasta en ciertas ocasiones nos desanimamos. Comenzamos a sentirnos perdidos y hasta desprotegidos; pero es en ese momento que debemos de poner nuestra confianza en el Señor y descansar en que Él tiene el control de nuestro presente, futuro y creer que todo obrará para bien.

Con el pasar del tiempo, he visto que cuando Dios me cierra una puerta o cambia mis planes SIEMPRE me da algo mucho mejor y hasta en ocasiones me libra de situaciones que jamás había contemplado. Simplemente Dios todo lo sabe, nada se le escapa, dice en Mateo 7:11 "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?" Así que debemos de confiar en que si Dios no permite que nuestros planes se cumplan es porque algo mucho mejor tiene en mente para nosotros. Él es un padre amoroso que lo único que tiene en mente es nuestro bienestar (Jeremías 29:11). Así que porqué mejor en vez de preguntarle a Dios "Porqué" no le preguntamos “¿A dónde quieres llevarme? ¿Que quieres que haga?" De esa forma comenzaremos a ver grandes bendiciones sobre nuestras vidas y andaremos en la perfecta voluntad de Dios. 


Por: Ormari Troche

viernes, 3 de febrero de 2012

Un momento


     La vida es un momentito en la eternidad, fuimos tomados del polvo y al polvo volveremos (Génesis 3:19). Ninguno sabe cuándo moriremos y tendremos que presentarnos delante de Dios para rendir cuentas por nuestras acciones en la tierra. Dios puso eternidad en el corazón del ser humano (Eclesiastés 3:11) , por lo tanto, a pesar del hecho de que algún día todos moriremos, no significa que nuestra alma acabará igualmente, sino que como dice la Biblia, dependiendo de cuáles hayan sido nuestras obras será nuestra recompensa (Mateo 16:27). En otras palabras iremos a pasar una eternidad con Dios o seremos echados al infierno, todo dependerá de lo que hayamos hecho con nuestras vidas.

     El tema de cielo o infierno siempre ha sido uno de los más temidos y hasta cierto punto evitado, ya que para muchos es duro el ser confrontado con la realidad. Es por eso que es de gran importancia que hagamos un alto en nuestras vidas y analicemos cómo es nuestro caminar. Lamentablemente muchas personas andan por la vida como si nunca tuviesen que dar cuentas de sus actos; como dice una reconocida canción "Se les olvida que son polvo y que pagaran los platos rotos que cayeron se sus manos que no usaron la prudencia..." 
     
     Es necesario que nos preguntemos si nuestras acciones son agradables delante de Dios. Tenemos que preguntarnos si Dios frecuentaría los lugares a los cuales visitamos, si las palabras que salen de nuestra boca, saldrían de las de Dios. ¿Podría Dios revisar el historial de nuestra computadora, nuestros mensajes de texto y escuchar todas nuestras conversaciones? Muchas veces olvidamos que Dios sabe absolutamente TODO acerca de nosotros, pero al hacernos estas preguntas, nuestra mente quizás pueda reflexionar acerca del rumbo que llevamos. Es vital que cada uno permitamos que Dios examine nuestro corazón (Salmos 139:23-24) y dejemos que Él nos limpie de toda maldad y nos muestre el camino correcto (Salmos 32:8).
     Es nuestro deber estar como las vírgenes, con aceite en nuestras lámparas para cuando venga el Señor, porque nadie sabe cuándo moriremos o nuestro Señor venga a buscar a su iglesia (Mateo 25:13/ 24:36). Procuremos que cuando llegue ese momento estemos preparados para recibirlo con una sonrisa y la esperanza de pasar toda una eternidad con El.
Por: Ormari Troche

viernes, 27 de enero de 2012

Esperando con paciencia



“Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa.” Hebreos 6:13-15


     La paciencia se define como facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho. En Génesis 15 vemos cómo Dios le promete un hijo a Abraham. Ya él y su esposa Saraí eran de edad avanzada, por lo que la posibilidad de tener hijos les era casi nula; además Saraí era estéril, por lo que a los ojos de los hombres era “imposible” que tuviesen ambos un hijo, pero, en Lucas 1:37 nos dice: “porque nada hay imposible para Dios.” Más adelante vimos cómo la mano de Dios obró en sus vidas y lograron tener un hijo (Abraham con 100 años y Saraí con 90 años).



     Ellos fueron pacientes, a pesar de que anteriormente le nació un hijo (Ismael) a Abraham por medio de la sierva de Saraí (Agar). Esta decisión que ellos tomaron eventualmente trajo problemas entre Agar y Saraí. Agar se burlaba de ella ya que ella sí le pudo dar hijo a Abraham y Saraí no podía. Yo me imagino a Saraí llorando todas esas noches por las burlas que su sierva le hacía. Con el pasar del tiempo, Saraí se canso de las burlas de su sierva y le dijo que se fuese de la casa. Esa fue la consecuencia de haber “ayudado” a Dios. Cuando intentamos ayudar a Dios, retrasamos la promesa y veremos consecuencias que nos afectara en nuestro caminar.


     En una predicación escuche la siguiente frase: “Si Dios dijo, Él hará”, y desde entonces la he guardado en lo profundo de mi corazón. Vemos que Dios le prometió un hijo a Abraham, y Dios lo hizo así. Abraham en un principio se desesperó, pero luego fue paciente, esperando que Dios cumpliera su palabra. En Eclesiastés 3:1 dice: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” Dios estipulo un tiempo para hacer las cosas. En Génesis 1 vemos que Dios hizo ciertas cosas por orden en diferentes días. Se tomó el tiempo para que la tierra fuese hecha perfecta. No todo apareció a la misma vez, sino que en Su tiempo fueron hechas.


     Así como Abraham espero en Dios, así debemos hacer nosotros con las promesas que Él nos ha hecho. En Su tiempo veremos cómo se cumplen poco a poco. Algunas promesas llegaran antes que otras, pero ninguna de ellas faltará. En Números 23:19 dice: “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” Así que no perdamos la fe en lo que Él nos dijo. No te rindas, continúa en oración y en ayuno para que estés listo(a) para lo que Dios tiene para ti.


Por: Alexander Cruz

viernes, 20 de enero de 2012

Lo que debemos hacer


“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” (2 Crónicas 7:14)



     Aquí vemos cómo Dios le da una exhortación a Su pueblo con unos pasos a seguir para que El contestara su petición. Esto también nos aplica a nosotros, ya que hoy día hay diferentes circunstancias que nos pueden alejar de Dios. Entre ellas está que hemos sacado a Dios del gobierno, de las escuelas, e incluso, algunas “iglesias”. Lo primero que debemos hacer es humillarnos. La humillación significa: “Postrar, inclinar una parte del cuerpo en señal de sumisión”. En el Salmos 138:6 dice: “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos”. Para poder llegar hasta donde esta Él debemos estar humillados para que nuestra petición llegue a Su presencia.

     Debemos estar sumisos a Él para que el siguiente paso funcione. En la oración debemos ir humildes, sin ningún tipo de soberbia. Ya Dios conoce nuestro corazón, por lo que es imposible impresionarlo con palabrerías o algo que hagamos. Un ejemplo que Jesús nos trajo en parábola del publicano y el fariseo que se encuentra en Lucas 18:9-14. El fariseo fue ante Dios diciendo que hacia y no hacia, mientras que el publicano fue humillado y confesaba que Él estaba mal. Estoy seguro que la oración escuchada fue la del publicano, que no fue con palabrerías ni cosa parecida.

     Lo tercero que debemos hacer es buscar su rostro. Este paso es fundamental y debemos hacerlo a diario. En Salmos 27:8 nos dice: “Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová”. El salmista reconoció que debía buscar el rostro de Dios. Nuestro corazón anhela buscarle para que Él nos escuche. Muchas veces sentimos que debemos buscar mas de Él, pero tomamos la decisión de no seguir a nuestro corazón y optamos por otro camino, el de alejarnos. Si nos hemos alejado de Él, aun podemos buscarlo. Isaías 55:6 nos dice: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.” Ya estamos en los últimos tiempos y llegara el momento en el que no se le podrá encontrar mas, así que asegurémonos de irnos con Él cuando el busque a su Iglesia. 

     Por último, nos debemos convertirnos de nuestros malos caminos. En Proverbios 14:12 nos dice: “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final, es camino de muerte”. Muchas veces por seguir los que nos parece mejor, tomamos el camino equivocado. Muchas veces nos desviamos, pero si nos dejamos guiar por Dios podemos mantenernos más tiempo en el camino que Él tiene para nosotros, versus el que nosotros queremos. La recompensa al final de el camino que Dios tiene para nosotros es mucha mejor que la del camino que nosotros queremos tomar. 

     Al seguir estos pasos, tendremos una recompensa, mayor: Él nos perdonara, y sanara nuestra tierra. Estos pasos deben ser aplicados de manera individual como grupal. Sea en tu iglesia, con los jóvenes, los niños, adultos, grupos cristianos en las universidades, entre otros, debemos seguir estos pasos para poder alcanzar lo que Él tiene para nosotros. Continuemos con Dios, para poder seguir adelante y todas nuestras metas, si están en Su voluntad, las alcanzaremos.


Por: Alexander Cruz

viernes, 13 de enero de 2012

Perdonando unos a otros

"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo" (Efesios 4:32) 



     Cuando leemos estas palabras nos resulta justo este asunto de perdonar a otros como Cristo nos ha perdonado, pero la realidad es que no es hasta el momento en donde nos encontremos de frente a la situación, que comprendemos el significado que encierra en sí el perdón. Muchas personas a lo largo de tiempo se han rehusado a pedir perdón cuando han cometido una falta, a perdonar a otros y hasta incluso a perdonarse a sí mismos. Estas personas viven con rencores y culpas en su corazón y no serán libres hasta que tomen la decisión dar paso al perdón en su vida.

     Cuando Cristo vino a la tierra, vino con el propósito de salvar a la humanidad. El perdón siempre fue parte de Su plan, Él en realidad deseaba desde lo más profundo de Su corazón perdonarnos. Es por eso que no escatimo el ser igual a Dios y vino a morir para que su sangre nos limpiara del pecado que nos condenaba (Filipenses 2:6-8). Todos nos encontrábamos condenados en nuestros pecados y gracias a su sacrificio, podemos decir que hemos sido perdonados.  Su perdón es total, dice la Biblia que al venir a Cristo y confesar nuestros pecados, Él nos perdona y nunca más se vuelve a acordar de ellos (Jeremías 31:34). 

     A muchas personas se les hace difícil perdonar a quien le ha causado algún agravio ya que desconocen esta verdad acerca del perdón de Dios. Sólo una persona que ha venido a los pies de Cristo y ha experimentado el perdón transformador de Dios, comprenderá que no existe nadie, absolutamente nadie en la tierra que tenga más que perdonar que lo que Dios nos ha perdonado y aún sigue perdonando.  Dios nos ha llamado a ser misericordiosos y a perdonarnos los unos a los otros. Nuestro deber es perdonar a quienes nos han lastimado teniendo en mente que esa es la voluntad de Dios, no importando si esa persona muestra o no arrepentimiento. Puede llegar a ser muy duro perdonar a alguien que nos ha arrebatado algo que amábamos, quizás que haya jugado con nuestras emociones y hasta que nos haya abandonado cuando más los necesitábamos. Pero precisamente de eso se trata, de perdonar aun cuando nos duela, porque Dios es el que pone en nosotros un corazón capaz de perdonar...un corazón diferente, un corazón conforme al de Dios.
                
     Si en este momento estás viviendo una situación en donde piensas que no existe perdón para lo que esa persona te hizo, te exhorto que vayas delante de Dios en oración y presentes todo tu dolor al Él. Pídele que ponga en tu corazón el perdón para esa persona. Verás como serás libre de ese rencor que pretende llenar tu corazón de odio y amargura; experimentarás la bendición de perdonar a otros como Dios te ha perdonado.  

Por: Ormari Troche

viernes, 6 de enero de 2012

Camino, verdad y vida

“Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:5-6)


     Jesús, anterior a esta conversación, le estaba indicando a sus discípulos que iba a preparar moradas para cuando Él regresara a buscar a su pueblo para estar junto a Él (Dios).   Nosotros, como seres humanos, desconocemos la localización física de ese lugar que Él está preparando para los que hemos creído, pero si de algo estamos seguros es de que se está preparando cuando venga a buscar a su Iglesia.  Por eso Tomas dijo esas palabras, ¿cómo, pues, llegaremos a ese lugar sin conocer el camino?

     Una vez reconocemos a Jesús como nuestro Salvador, ya hemos conocido el camino, la verdad y la vida. Pero, ¿a qué se refiere Jesús con estas palabras? La definición de camino según la Real Academia Española es: Dirección que ha de seguirse para llegar a algún lugar.  Esto quiere decir que solo hay una dirección correcta hacia el Padre, que es por Cristo.  Una vez decidimos tomar el camino correcto, podemos llegar a donde esta Él.  Pero eso no lo lograremos sino es por fe. Porque es por la fe que creemos en el evangelio.

    Pero eso no es todo, también debemos conocer la verdad.  “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan 8:32)  Una vez conocemos a Jesús, nos hacemos libres de las ataduras del pecado.  Pero debemos creer que Él tiene el poder para librarnos y ayudarnos en nuestro diario vivir.  Y por ultimo, Él es la vida.  “… sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.” (Juan 4:14).  En ese fragmento, Jesús le dice a la mujer samaritana que lo que El da es para vida eterna.  En otra parte Jesús dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”  O sea, nuevamente vemos que Jesús vino para darnos vida, la cual es en abundancia y eterna.

     Una vez conocemos a Jesús, estos tres aspectos son los que nos llevara a una vida espiritual madura y estable con Él.  Esta es la base para poder permanecer en Cristo Jesús.  Si conocemos el camino, la verdad y la vida (Cristo) podremos salir victoriosos en mucha de nuestras batallas.  Para poder conocerle mejor debemos estudiar mas Su palabra, la cual esta llena de muchas referencias de como es Dios y como podemos llegar a Él. 

Por: Alexander Cruz