Romanos 10:8-10
“…Ésta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
Muchas personas se
preguntan qué es lo que deben de hacer para ser salvos. Tal y como pudimos ver
en el versículo antes mencionado, existen dos cosas que debemos de hacer, la
primera es confesar a Jesucristo como nuestro Salvador. La segunda viene a ser
el creer en nuestro corazón que Él murió para limpiar nuestros pecados y
resucitó de entre los muertos.
Luego de esto,
comienza un caminar de la mano con Dios, en donde nos enfrentaremos o los
afanes del día a día. Es preciso de igual forma cuidar la salvación que nos ha
sido otorgada por medio de nuestra fe. Después de confesar a Jesús como nuestro
salvador personal y creerlo es necesario que vivamos una vida santa delante de
Él. Tal y como dice el apóstol Pablo en Gálatas 5:17 “Porque el deseo de la
carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se
oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” muchas veces nuestro
espíritu querrá agradar a Dios, pero nuestra carne se interpondrá. Tanto el
espíritu como la carne siempre andaran halando para su lado, por lo que habrá
una riña en nuestro interior. Algunas veces la carne ganará la batalla; pero en
la medida que vayamos conociendo más de cerca a Dios, nuestro espíritu estará
en una comunicación más profunda y directa con el Espíritu Santo, el cual nos
dirigirá en la dirección que debemos tomar hasta obtener la victoria en Cristo.
De igual forma, debemos de buscarle en oración y a través de su palabra,
herramientas las cuales nos ayudarán a seguir el camino correcto.
El camino de un
cristiano no es fácil, dice en Mateo 7;14 que estrecha es la puerta, y angosto
el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan, pero también
Jesús dijo en Juan 16:33: que en el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo
he vencido al mundo.” Podemos tener la certeza de que Él ya obtuvo la victoria
por nosotros, sólo debemos seguir confesandolo y creyendo lo que Él ya ha dicho
de antemano en su palabra, con la mirada siempre puesta en Jesús, el autor y
consumador de nuestra fe, apartándonos de todo aquello que nos pueda distraer
del proposito que Él tiene para con cada uno de nosotros y a su vez
acercandonos al propósito que Él creó de antemano para nuestras vidas; sólo así
sabremos lo que es vivir una vida plena en Cristo.
Por: Alexander Cruz y Ormari Troche
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