lunes, 20 de febrero de 2012

Su voluntad vs la mía


Nos gusta tener todo bajo control, pensamos que nuestros planes son los mejores, y creemos que nadie puede querer algo mejor para nuestras vidas que nosotros mismos y si alguna circunstancia o persona interfiere con ellos nos enojamos. Hemos estudiado todos los ángulos y llegamos a la conclusión de que "tal cosa" es lo mejor para nosotros e inmediatamente comenzamos a trabajar por eso. Llenamos nuestra mente de planes y pensamos que como servimos al Señor y nuestros planes no caen en la categoría de "pecado" podemos seguir hacia adelante sin consultar a Dios antes de dar el primer paso.


La situación estriba en que cuando conocimos a Dios y le entregamos nuestro corazón, junto con el entregamos nuestras decisiones, talentos, sueños y sí, junto con ellos nuestros planes. Y no siempre nuestros planes son los que Dios ha planificado para nosotros; dice la Biblia: "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" (Isaías 55:8-9). Se nos olvida que Dios sabe nuestro pasado, ve nuestro presente y conoce nuestro futuro. El ve todo el panorama, mientras que nosotros sólo alcanzamos a ver un ángulo.

Resulta ser muy difícil descubrir que nuestros planes no son los de Dios y que tenemos que confiar. Innegablemente los planes que hacemos nos proporcionan una seguridad emocional acerca de nuestro futuro, pero cuando descubrimos que Dios tiene otros planes nos escandalizamos. Nos cuesta comprender porque Dios no mejor nos respalda en vez de llevarnos por otro camino. Lloramos y pataleteamos porque las cosas no resultaron como esperábamos y hasta en ciertas ocasiones nos desanimamos. Comenzamos a sentirnos perdidos y hasta desprotegidos; pero es en ese momento que debemos de poner nuestra confianza en el Señor y descansar en que Él tiene el control de nuestro presente, futuro y creer que todo obrará para bien.

Con el pasar del tiempo, he visto que cuando Dios me cierra una puerta o cambia mis planes SIEMPRE me da algo mucho mejor y hasta en ocasiones me libra de situaciones que jamás había contemplado. Simplemente Dios todo lo sabe, nada se le escapa, dice en Mateo 7:11 "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?" Así que debemos de confiar en que si Dios no permite que nuestros planes se cumplan es porque algo mucho mejor tiene en mente para nosotros. Él es un padre amoroso que lo único que tiene en mente es nuestro bienestar (Jeremías 29:11). Así que porqué mejor en vez de preguntarle a Dios "Porqué" no le preguntamos “¿A dónde quieres llevarme? ¿Que quieres que haga?" De esa forma comenzaremos a ver grandes bendiciones sobre nuestras vidas y andaremos en la perfecta voluntad de Dios. 


Por: Ormari Troche

viernes, 3 de febrero de 2012

Un momento


     La vida es un momentito en la eternidad, fuimos tomados del polvo y al polvo volveremos (Génesis 3:19). Ninguno sabe cuándo moriremos y tendremos que presentarnos delante de Dios para rendir cuentas por nuestras acciones en la tierra. Dios puso eternidad en el corazón del ser humano (Eclesiastés 3:11) , por lo tanto, a pesar del hecho de que algún día todos moriremos, no significa que nuestra alma acabará igualmente, sino que como dice la Biblia, dependiendo de cuáles hayan sido nuestras obras será nuestra recompensa (Mateo 16:27). En otras palabras iremos a pasar una eternidad con Dios o seremos echados al infierno, todo dependerá de lo que hayamos hecho con nuestras vidas.

     El tema de cielo o infierno siempre ha sido uno de los más temidos y hasta cierto punto evitado, ya que para muchos es duro el ser confrontado con la realidad. Es por eso que es de gran importancia que hagamos un alto en nuestras vidas y analicemos cómo es nuestro caminar. Lamentablemente muchas personas andan por la vida como si nunca tuviesen que dar cuentas de sus actos; como dice una reconocida canción "Se les olvida que son polvo y que pagaran los platos rotos que cayeron se sus manos que no usaron la prudencia..." 
     
     Es necesario que nos preguntemos si nuestras acciones son agradables delante de Dios. Tenemos que preguntarnos si Dios frecuentaría los lugares a los cuales visitamos, si las palabras que salen de nuestra boca, saldrían de las de Dios. ¿Podría Dios revisar el historial de nuestra computadora, nuestros mensajes de texto y escuchar todas nuestras conversaciones? Muchas veces olvidamos que Dios sabe absolutamente TODO acerca de nosotros, pero al hacernos estas preguntas, nuestra mente quizás pueda reflexionar acerca del rumbo que llevamos. Es vital que cada uno permitamos que Dios examine nuestro corazón (Salmos 139:23-24) y dejemos que Él nos limpie de toda maldad y nos muestre el camino correcto (Salmos 32:8).
     Es nuestro deber estar como las vírgenes, con aceite en nuestras lámparas para cuando venga el Señor, porque nadie sabe cuándo moriremos o nuestro Señor venga a buscar a su iglesia (Mateo 25:13/ 24:36). Procuremos que cuando llegue ese momento estemos preparados para recibirlo con una sonrisa y la esperanza de pasar toda una eternidad con El.
Por: Ormari Troche