Versículo clave: (Hebreos
11:1) Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción
de lo que no se ve.
Cuando viene a nuestra
mente la palabra fe probablemente pensamos que se trata simplemente
de confiar, pero verdaderamente no experimentamos lo que es la
verdadera fe hasta que llegamos a un punto en nuestras vidas en donde
no tenemos absolutamente nada en que apoyarnos, sino en la certeza de
que Dios está en control y de que al final todo obrará para bien. A
nuestra vida, llegaran situaciones que nos agobiaran, pero sólo
Cristo es y será el único capaz de darnos la paz que sobrepasa todo
entendimiento (Filipenses 4:7) y de llenarnos de la fe necesaria para
creer que Sus propósitos son perfectos, aún cuando no sepamos con
certeza hacia donde nos está dirigiendo Dios.
Con frecuencia, los seres
humanos tratamos de mantener todos nuestros asuntos bajo control y
ponemos nuestra confianza en nuestras capacidades o talentos.
Confiamos en nuestra estabilidad económica o quizás en esa persona
que entendemos que es capaz de proporcionarnos la ayuda necesaria en
el momento adecuado; pero qué sucede entonces cuando nos vemos
totalmente incapaces de encontrar la seguridad que tanto anhela
nuestro corazón por medios de estas cosas. Es en ese momento de
desesperación cuando nuestra mente no haya una solución a nuestro
problema y reconocemos la necesidad de correr al Señor en busca de
su oportuna intervención; algo en lo más profundo de nuestro
corazón reconoce Su omnipotencia.
Los cristianos hemos
creído en Jesucristo por fe y nuestro andar en uno basado en la fe,
es por eso que nuestra confianza siempre debe de estar depositada en
aquel que puede cambiar las circunstancias que nos afligen. No
importa cuán grande o pequeña sea nuestra necesidad, Él es capaz
de suplirla. Dios es el único puede dar un giro a nuestras vidas en
medio de una fuerte tormenta; el único requisito es confiar. Dice la
Biblia que sin fe es imposible agradar a Dios, también en Jeremías
17:1 dice: "Maldito el varón que confía en el hombre..."
Muchas veces depositamos nuestra confianza en otros seres humanos y
nos olvidamos de Aquel que ha prometido en su palabra jamás
abandonarnos (Mateo 28:20). Más adelante en el capítulo 17 en el
verso 7 dice: "Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya
confianza es Jehová"
Al final de la tormenta
obtendremos la recompensa de haber confiado en Aquel que tiene
pensamientos de bien para nuestras vidas. Descubriremos la bendición
de haber confiado en Dios y sabremos que estamos más cerca de Él.
En la medida que creamos que Dios puede intervenir en nuestra
situación experimentaremos el amor de Dios como suplidor, protector,
sanador y libertador... Veremos la magnitud de Su poder.
Por: Ormari Troche
Reciban muchas bendiciones desde El Salvador Centroamerica, les invito a mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
ResponderBorrarCOMPARTO MI TESTIMONIO DE SANIDAD PARA LA GLORIA DE DIOS.
Saludos cordiales desde Puerto Rico. Con mucho gusto visitaremos su blog, gracias por compartirlo con nosotros. Que el Señor le bendiga grandemente.
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